"Los Nuevos Pobres", por Daniel Osorio
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Porque no nací pobre y siempre tuve un miedo inconcebible a la pobreza
Gitano Rodríguez
Gitano Rodríguez
No sé realmente cómo partir con todo esto. Sólo sé que debo decirlo. Pero vayamos de inmediato a lo importante. Esto siempre es lo mejor. Caminaba el otro día con mi amigo Chilote, quejándonos, como siempre, de nuestra suerte negra, y no sé quien de los dos (él dice que fue él, yo digo que fui yo) definió nuestra situación diciendo que nosotros, y la mayoría de nuestros amigos, somos Nuevos Pobres. Término contrario y equivalente a los Nuevos Ricos. Esa clase de gente que ha ganado algo de dinero y lucha por incluirse sin misericordia en las altas esferas de la sociedad. Lucha, que si no hay suficiente dinero, siempre acabará con el incómodo término de arribista, el que será eliminado si el dinero cubre el origen modesto o medio y el mal gusto o la chabacanería propia e identificatoria de los Nuevos Ricos.
Nuestro caso es completamente distinto: por educación, por conocimiento, por familia, nosotros deberíamos pertenecer a una clase media, o media acomodada. De hecho nuestros padres nos educaron para ser mejores que ellos, en el sentido más amplio de la expresión, pero con un acento importante en lo económico y lo social. ¿Y qué hemos hecho nosotros?; todo lo contrario: descendemos, descendemos y sin freno. Lo peor de esta situación es que no es algo buscado. No es que uno quiera caer, sino que simplemente cae. Empleos mediocres, o interesantes, pero siempre sin contrato, fines de mes que no nos gustan, inicio que no son mejores, todo siempre marcado por una proverbial falta de dinero, unida a gustos, necesidades y sueños que no pertenecen a este mundo, de vivir al tres por cuatro, de quedar debiendo o pedir fiado. Ya lo decía Pablo de Rokha: "Vivo en la pobreza acomodada, la más atroz de todas las pobrezas". Porque yo no voy a decir que ser pobre es bueno, es absolutamente malo y quien diga lo contrario miente descaradamente. Pero peor que ser pobre a secas es devenir a pobre, como nosotros.
¿Hay alguna característica común de estos nuevos pobres? Yo diría que sí, la mayoría son universitarios que se creyeron el cuento de que bastaba con estudiar y ser un buen alumno para ser alguien decente en la vida. Y no era así, ya no es así. El periodista español Arturo Pérez Reverte lo dijo de manera clara: "fui educado para un mundo que ya no existe, y que quizás ni siquiera existía cuando salí a ganarme la vida". Yo también fui educado para un mundo que no existe, lo peor en mi caso es que quizás nunca existió. Porque en Chile, a parte de dinero o falta de dinero, nunca ha existido nada.
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